EN TIEMPOS DE POSVERDAD NADA ES CIERTO
Hubo un momento en la historia humana en que la verdad tenía un valor superlativo para convivencia social. Todas las instituciones sociales y políticas, a partir de la familia procuraban mantener como un preciado tesoro el valor de la palabra; ésta era una moneda de intercambio que enriquecía la cultura, valoraba las cosas. La palabra tenía equivalencia jurídica. Era mensaja íntegro, total, absoluto, sin posibilidad a duda. Eso fue.
En el siglo XXI, la palabra no es lo único relativo. El mensaje mínimo perdió el valor que tuvo, y con ello, el derrumbe de la cultura comunicacional arrastra todo el andamiaje social. Cuando la sociedad actual acepta como posible la existencia y la práctica de la posverdad es una constatación de que se acabó el valor de la palabra. Este es el valor del tiempo actual. Esta es la realidad.