Bosque adentro
Ir a su profundidad
exuberante es una aventura excitante que toca el espíritu y el cuerpo.
Estacionar o dormir en la espesura del bosque seco, especialmente en octubre,
es como entregarse a los mejores placeres que solo ofrece el mítico paraíso. No
tiene par en sus méritos. No se compara a ningún otro lugar terrenal: el
silencio, las fragancias, los colores no tienen igualdad ni parecido silvestre
en otro espacio. El bosque del páramo tiene belleza en su nostálgica soledad de
bruma, con fragancias de helechos siempre húmedos; pero el penetrante frío lo
vuelve inhabitable. Tan agradable y extraordinario es el bosque marino
costanero, el agua azul da vida a una inagotable fuente de maravillas que vuelan, que saltan, que se mueven
sigilosas en la salitrosa floración; sin embargo, ese real embeleso, mejor
sería gozarlo en el día, nunca en la noche. Sin quitarle virtudes, el bosque
amazónico, tiene magia y hermosura de sobra, como de incomodidades varias; quienes
lo intentaron, tienen incomodos recuerdos de esa húmeda y sofocante selva demasiado
verde y triste en las noches.
Mas, el
bosque seco ecuatorial, desde donde lo miren solo tiene virtudes, especialmente
en la primavera de fragante follaje; en el verano gris de abundante sombra; y
en el largo otoño de amarillo abundante; no hay mejor placer que un atardecer
en octubre o en diciembre cuando es bermejo gris el follaje del valle de
Cazaderos, en las pampas de Cayancas y
Bejucal; por la manigua de Matapalo, sobre las mesetas de Casitas, las colinas de Amotape y
Progreso; en cualquier parte del extenso bosque seco transfronterizo. Ir en
compañía y con buen equipaje, bastaría para darse una noche de placer, de
cantos nocturnales junto a la fauna que
ahí habita libre y feliz.
Pero el
amanecer sonoro de pájaros cantarines que aletean en sinfonía, por toda la
floresta, cubierta de rocío estacional, en un ambiente de olor a tierra mojada;
es simplemente un sueño dentro de otro sueño, un placer inexplicable, tan pocas veces logrado en la vida.
10/10/2013
FCE